Por su singular ubicación, en contacto con la explanada inferior del Museo Guggenheim, la fuente se concibe como un elemento urbano singular, con un carácter muy lúdico y un aspecto muy cambiante. Una envolvente metálica de chapa desplegada de acero inoxidable permite circular sobre el nivel de lámina de agua, que combina distintos efectos hidráulicos (simulación de olas, chorros, niebla, etc.). La fuente admite cierto grado de interacción con los usuarios en su funcionamiento e incluye juegos de luz que hacen más atractiva su contemplación nocturna.